20 de febrero de 2013

Acerca del nombre





El Libro de las Mutaciones, como me gusta llamarlo, no es un libro fácil de abordar, para nada. Es difícil y esquivo... incontrastable e incierto, como todo lenguaje simbólico, sobre todo si intentamos abordarlo solamente desde lo racional, desde lo causal que, por otra parte, es nuestro abordaje cotidiano a casi todo lo que se nos presenta. Lo racional hace su aparición para tamizar, dividir, clasificar y, de alguna manera, simplificar nuestra visión del mundo y darnos una ilusoria tranquilidad que surge de ese precario orden que establecimos. Aunque, claro está, la razón no siempre es la herramienta más eficaz para explicar un mundo cargado de procesos que están más cerca de la magia que de las explicaciones de los físicos y los matemáticos. Al menos así se me presenta.

Una vez nos ponemos en contacto con el libro por primera vez, ya sea por haber leído en otro libro alguna referencia, por comentarios, etc. y si, como en mi caso, lo recibido te atrapa de alguna manera, nos ponemos a buscar información y ya el nombre nos genera confusiones iniciales debido a las diferentes maneras en que lo encontramos nombrado. Así podemos verlo escrito como I Ching o Chou I, si se utiliza la transliteración clásica de Wade-Giles o Yijing y Zhouyi, si utilizan la transliteración Pinyin, más moderna.

Con el nombre de Chou I o Zhouyi, se designa al texto original que contiene los 64 hexagramas y sus sentencias, tanto las del hexagrama como las de las líneas individuales.

Con el nombre de I Ching o Yijing se designa a la obra que compendia el texto original de los 64 hexagramas y los textos de las denominadas Diez Alas, apéndices posteriores de diversas épocas que fueran agregadas como material indispensable para aportar claridad al texto original.

I Ching, o Yijing, puede traducirse como Clásico del Cambio o Clásico de las Mutaciones. 
Uno de los significados de Ching (o jing), el segundo de lo términos,  es clásico y, más precisamente, se utiliza para nombrar a los libros clásicos confucianos. También es traducido como "entramado", como las hebras de un hilo entrelazadas para formar un tejido más complejo. En la medicina china, jing designa los pasajes de energía vital llamados "meridianos". Estos forman un "entramado" de energía. 
El primer término, I (yi) es normalmente traducido como cambio, transformación o mutación y los autores Ritsema y Karcher, en su traducción (I Ching, El Clásico Oráculo Chino, Javier Vergara Editor), también lo traducen como "versatilidad"

"El término I pone énfasis en la imaginación, la sinceridad y la fluidez y el estar abierto. Sugiere la capacidad de cambiar de rumbo con celeridad y el uso de diversas posturas imaginativas para reflejar la variedad del ser... la capacidad de dejarse alcanzar y mover por las imprevisibles exigencias del tiempo, el destino y la psiquis. Esta palabra entreteje el I del cosmos, el I del libro y el tuyo propio, si lo utilizas."

Como podemos ver, las imágenes son las que controlan la situación y nos vemos envueltos en un sin fin de asociaciones que nos sugieren significados con los que trabajar. Ya en el nombre el I nos muestra su "magia". Nos dice que es el clásico que revela las mutaciones de todo lo que es, nos enseña la versatilidad necesaria para moverse en el complejo entramado del mundo del que somos parte. 
Si tomamos la analogía con los meridianos de energía, podemos decir que cuando la energía deja de circular por los meridianos, surgen los bloqueos y, si persiste, llega la enfermedad. Frente a un bloqueo, la energía toma otros caminos, mientras pueda, pero no todos los caminos son iguales. Necesitamos recurrir a la acupuntura u otra técnica para desbloquear el paso de esa energía y así restaurar su tránsito armonioso. El I Ching se propone casi como un médico chino que nos asiste frente a los bloqueos que se nos presentan en la vida cotidiana. En las ocasiones en que nos paralizan los problemas, las tribulaciones, el I Ching dice poder mostrarnos el camino o los caminos para salir de ellas. Claro que la solución no es exógena y requiere nuestro concurso, hace falta nuestra versatilidad, nuestra capacidad para cambiar de rumbo o de idea de manera de poder fluir con la corriente de energía que requiere el entramado energético del mundo en cada momento. Requiere que podamos "leer" en esos símbolos que es lo que debemos hacer y solo nosotros tenemos la clave para descifrarlos.
Me gusta la traducción de Ritsema y Karcher por que creo que "versatilidad" es una buena aproximación a la disposición necesaria para entender el lenguaje, muchas veces oscuro, de las sentencias. Trabajar con lo que nos sugieren los términos "versatilidad", "entramado", "meridianos energéticos", "mutación", "cambio", etc. nos dará una idea aproximada a lo que el nombre del libro intenta describir pero que, como siempre, las palabras no pueden definir con precisión.


5 comentarios:

  1. aaaahhh! Has escrito! jajajajajjjj!
    Es igual que salir del anonimato!

    Entré a buscar algo y te encontré escribiendo. Todavía no llegó a mi correo.
    También me gusta "versatilidad!
    Está en la 5ª línea del 14. Lo estuve comentando.
    Dice "versatilidad-y-también sin preparar por-cierto, jejejej
    Por cierto que si te preparas no puedes ser versátil, la versatilidad es sin-preparar por-cierto.

    Felicitaciones y congratulaciones, ambas dos. Me gusta tu entrada.

    Un abrazo
    Marta

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  2. Gracias Marta, me alegro que te guste. A mi me pasa que las palabras no alcanzan o no "me" alcanzan para expresar lo que quiero... pero bueno, el ejercicio de intentar hacerlo es esclarecedor, muchas veces

    Un abrazo

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  3. Hola Tegularius,

    Con la emoción no advertí algo. Ahora, al leerlo de nuevo, caigo en cuenta que Wilhelm traduce y comenta el Chou I en el Libro Primero y hace lo mismo con el I Ching en el Libro Tercero. Porque ahí están las Diez Alas de la escuela confuciana.Ahí aparecn juicios de valor que están ausentes en el Chou I.
    En el Chou I no hay bueno ni malo, hay desventura o ventura. Porque hay ocasiones en que la desventura es lo mejor que te puede pasar.
    Muy correcto Wilhelm, pero a mí se me pasó esto hasta hoy.

    Gracias por escribir Tegularius.

    Un abrazo

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  4. Es así, como decís. Wilhelm, en su prólogo, aclara que lo hace para que en la primera lectura sea solo del texto oracular y que volver a repetir el texto en el tercer libro no le parece tan grave, teniendo en cuenta la complejidad del libro.

    Un abrazo

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  5. Acá, en esas palabras de Wilhelm, hay un juicio de valor. Da por supuesto que el texto oracular no tiene otro uso más que cuidarse de todo riesgo y huir de todo desafío.Conozco cómo usan el I Ching los taiwaneses que viven acá. Una practica consuetidinaria que los preserva en un frasco viviendo innumerables años y completamente ajenos al resto del mundo.No usan los textos, ni el Chou I ni el I Ching, interpretan ventura-desventura, si-no con el feng shui de los trigramas inferior y superior y no toman decisiones por su cuenta. Obedecen como súbditos fieles y eso es vivir.El uso de un pueblo analfabeto.
    Para mí eso, que es como la geomancia occidental, es un uso oracular.
    El Chou I es mucho más que un oráculo.

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